Tratado Global para Eliminar la Contaminación por Plástico de ONU Medio Ambiente llega a su último ciclo de negociaciones

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  • La incorporación de la circularidad en todo el ciclo de vida de los plásticos y la gestión de residuos son esenciales para garantizar un acuerdo exitoso.

Antes de la última ronda de negociaciones programada para un tratado internacional para poner fin a la contaminación por plásticos, el Consejo Mundial de Plásticos (WPC) y los miembros de la Alianza Global de Plásticos (GPA), del cual forma parte Acoplásticos, están haciendo un llamado a los gobiernos nacionales para que acuerden un tratado ambicioso y viable que aumente drásticamente la gestión de los residuos plásticos y su reciclaje.

Durante la quinta sesión del Comité Intergubernamental de Negociación (INC5), que comenzará en Busan, Corea del Sur, el próximo lunes 25 de noviembre, los negociadores de los gobiernos nacionales de los países que forman parte de la Asamblea de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, deberán llegar a un acuerdo sobre varios temas importantes, incluido el modelo mediante el cual el instrumento legalmente vinculante internacional (ILBI) permitirá a los países abordar el desafío de la contaminación por los residuos plásticos.

En este contexto, Acoplásticos, como miembro del GPA y presidente de la Asociación Latinoamericana del Plástico (Aliplast), hace un llamado a los negociadores de Colombia y de América Latina a buscar un acuerdo que respete las necesidades e idiosincrasias de los diferentes países, al tiempo que establezca un marco común para acabar con la contaminación por plásticos para el 2040.

Benny Mermans, presidente del WPC, señaló: “Los países enfrentan desafíos muy diferentes y requieren soluciones diferentes. Un enfoque global único para políticas y regulaciones no funcionará. El tratado debe, por lo tanto, proporcionar a cada país y región la flexibilidad para cumplir con los objetivos del acuerdo de la manera que más les convenga”.

El acuerdo final debe encontrar el equilibrio adecuado entre las obligaciones globales y las medidas nacionales. Debe exigir que los países desarrollen planes de acción nacionales para que puedan implementar las soluciones que sean más efectivas para sus circunstancias respectivas. Por ejemplo, los objetivos nacionales de contenido reciclado para los sectores que utilizan plásticos, aumentarán el valor de los residuos plásticos como materia prima circular al incrementar la demanda de materiales plásticos reciclados. Esos planes deben tener elementos comunes y requisitos de informes que obliguen a los países a hacer un seguimiento del progreso y generar señales de demanda para fomentar la inversión en la recolección, clasificación y reciclaje.

Daniel Mitchell, presidente de Acoplásticos, indica que, “la buena noticia para Colombia es que ya contamos con una regulación y un sistema robusto para acelerar la transición hacia una industria del plástico circular y sostenible. En el país contamos ya con una ley que regula los denominados plásticos de un solo uso y con un esquema conocido como responsabilidad extendida del productor, que obliga a todas las empresas a formar parte de planes de gestión de residuos que garanticen el cumplimiento de unas metas obligatorias de reciclaje establecidas. El peor escenario para Colombia con este tratado sería que, con ocasión de su cumplimiento, tengamos que replantear el esquema regulatorio para los plásticos en Colombia, luego de todo el avance y los buenos resultados que se han logrado”.

Los plásticos tienen inmensos beneficios. Hacen realidad la energía eólica y solar, mejoran la eficiencia de los edificios y del transporte, conservan los alimentos, mejoran el desempeño de la infraestructura y permiten una atención sanitaria moderna. Por lo tanto, el tratado debe reconocer que necesitamos los plásticos para lograr nuestros objetivos de desarrollo sostenible y lucha contra el cambio climático. También debe reconocer que los residuos no gestionados son el principal impulsor de la contaminación, lo que implica la urgencia de priorizar las acciones para garantizar una adecuada gestión de residuos para aproximadamente 2.7 mil millones de personas en el mundo que carecen de ella.

Acoplásticos reitera las recomendaciones planteadas por el WPC y el GPA para el Tratado, que incluyen:

  • Mecanismos de financiamiento sostenible: movilizar y facilitar el acceso al financiamiento es muy importante, especialmente para las economías emergentes como Colombia, por lo que apoyamos el establecimiento de mecanismos de financiamiento sostenible para desbloquear las grandes inversiones, tanto públicas como privadas, requeridas para la transición hacia la economía circular de los plásticos. Los esquemas de responsabilidad extendida del productor (EPR) bien diseñados, como el de Colombia, pueden, por ejemplo, ser utilizados para financiar la recolección, clasificación y reciclaje de materiales.
  • Enfoque basado en la aplicación: apoyamos la adopción global de un marco de evaluación, a partir de un árbol de decisiones, que se aplique localmente para identificar y prevenir que productos plásticos de alta fuga generen contaminación. A diferencia de los límites y prohibiciones, que son medidas contundentes y contraproducentes, este enfoque tiene en cuenta el valor social que un producto plástico tiene en un país y permite soluciones a medida para evitar que se convierta en contaminación. En este frente, Colombia cuenta ya con la Ley 2232 de 2022 que regula los plásticos de un solo uso, la cual se encuentra actualmente en vigencia.
  • Comercio: el tratado también debe garantizar la capacidad de mover libremente los residuos plásticos entre países que no tienen infraestructura de reciclaje y gestión de residuos hacia aquellos que sí la tienen. Esto impulsará la circularidad de los plásticos y evitará la contaminación, además de ayudar a apoyar una cadena de suministro resiliente.
  • Diseño de productos: si queremos plásticos más fácilmente reutilizables, reciclables, reparables y duraderos, debemos empezar por diseñarlos de manera adecuada. El acuerdo debe, por lo tanto, proporcionar pautas sobre el diseño de productos que se basen en principios y normas internacionales de diseño existentes y emergentes. Esto significa establecer normas de durabilidad, promover objetivos nacionales de reciclaje y empoderar a las comunidades para convertir los residuos en recursos. En el caso colombiano, contamos con los Sellos Loop del Instituto de Capacitación e Investigación del Plástico y del Caucho (ICIPC) que miden atributos de reciclabilidad o garantizan la trazabilidad de bienes fabricados total o parcialmente con materiales plásticos reciclados.
  • Recicladores: también debemos reconocer la importancia crucial de los recicladores de base, que actualmente son, a nivel global, responsables de gestionar el 60% de la recolección de residuos plásticos. En Colombia, este porcentaje es mucho mayor. El acuerdo debe reconocer las importantes contribuciones de este sector, y construir alianzas con la industria, los gobiernos y la academia para desarrollar soluciones sostenibles y económicamente viables que eleven a todas las partes interesadas y fomenten el respeto mutuo.