Seguridad, fervor religioso y temor a lo sobrenatural en Mompox, Bolívar

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Por: Emilio Gutiérrez Yance

En Mompox, Bolívar, la Semana Santa trae consigo un aura de misterio y magia, donde los relatos de fantasmas y lo inexplicable se entrelazan con la seguridad garantizada por la Policía Nacional.

En Semana Santa, los muros ancestrales de Mompox, Bolívar, resuenan con los cantos devotos y los susurros de lo sobrenatural. Entre las sombras que se alargan en las callecitas coloniales, los relatos de fantasmas y apariciones tejen un manto de misterio sobre este pintoresco distrito turístico y religioso lleno de encanto y enigma.

Los lugareños, con ojos llenos de asombro, relatan que «La niña del canastico» emerge a la medianoche, arrastrando los pies con un eco escalofriante y un pequeño canasto en la mano, buscando compañía en la oscuridad. Dicen que las sombras cobran vida en la penumbra, susurran historias de almas en pena y ajustes de cuentas sobrenaturales. Algunos dicen haber sentido el escalofrío de su presencia en las sombras, mientras que otros han jurado haber visto su figura acechando en los rincones más oscuros.

Durante la Semana Santa, Mompox se sumerge en un estado de alerta y expectación por las historias fantasmagóricas, pero incluso entre el velo de lo inexplicable, la presencia de la Policía Nacional se hace sentir. Bajo la dirección del coronel Alejandro Reyes Ramírez, los agentes se convierten en guardianes invisibles, velando por la seguridad de propios y extraños. Con una planificación meticulosa y una colaboración estrecha con la comunidad, la Policía teje un escudo de protección sobre Mompox durante la tradicional celebración religiosa.

Mientras los peregrinos convergen en esta población suspendida en el tiempo, descubren un lugar donde la historia y la devoción se entrelazan en una experiencia única. Los encantos de Mompox se despliegan ante los ojos de los viajeros, desde la majestuosidad de sus templos hasta la belleza natural del río Magdalena.

Detrás de este escenario idílico, la seguridad es una constante. La presencia discreta pero efectiva de la Policía Nacional asegura que la paz y la protección sean pilares sólidos en este mundo de fantasía, no obstante las sombras persisten, y el misterio de Mompox nunca desaparece por completo.

Otras historias como el “Nazareno del otro mundo” que azota la conciencia de quienes han sembrado la semilla de la maldad en sus corazones y los “tres ataúdes tallados con la figura de un Cristo en madera” que hace milagros, se han convertido en un mito arraigado en la tradición oral, transmitido de generación en generación como un recordatorio de los enigmas que yacen bajo la superficie de la vida cotidiana. Son historias que han resistido el paso de los siglos, alimentando la curiosidad y la fe de propios y foráneos por esta época cuando la línea entre lo terrenal y lo espiritual se desdibuja en esta población.