Guardianas del tiempo: Una fiesta inolvidable en Margarita que revive la historia y el espíritu del pueblo

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  • Los años y la valentía de estas mujeres honraban tanto su pasado como el futuro de una comunidad que encuentra fuerza en sus raíces.
Por: Emilio Gutiérrez Yance

En Margarita, sur de Bolívar, donde el tiempo parece fluir con la calma de los ríos y el susurro de las montañas, Criseldina Díaz, una mujer de 65 años, se convirtió en la primera Reina del Adulto Mayor marcando así un hito en este municipio ubicado a más de 320 kilómetros de Cartagena de Indias.

La mañana comenzó con un cielo cubierto de nubes grises, sin embargo, en un giro casi mágico, el sol rompió las nubes justo cuando las coloridas carrozas comenzaron a desfilar por las calles del pueblo. Los rayos dorados bañaron las casas y levantaron el espíritu de los espectadores que se agolpaban en las aceras.

Las mujeres que participaron en el desfile no eran simples concursantes; eran las guardianas del tiempo, portadoras de las historias que dan vida al pueblo de Margarita. Cada paso suyo resonaba como un eco de los años pasados, de las historias compartidas junto al fogón, de las risas y lágrimas que moldearon sus vidas.

Vestidas con atuendos llenos de color y con sonrisas radiantes, no solo representaban sus propias vidas, sino también la memoria colectiva de todo un pueblo.

Criseldina Díaz, elegida entre vítores y aplausos, llevaba en sus ojos la calma de quien ha visto pasar el tiempo sin miedo. A sus 65 años, caminaba con la misma gracia con la que una vez corrió descalza por las calles polvorientas de su juventud.

Al recibir la corona, sus recuerdos de niña resurgieron, como si aquellos sueños de ser reina, guardados en algún rincón del alma, finalmente se hicieran realidad.

A su lado, la virreina de 60 y la princesa, una mujer de 90 años, compartían el escenario, iluminadas por el mismo sol dorado. Las tres, con sus propias historias, se convirtieron en símbolos vivientes de la resistencia, del amor por la tierra, y de la fuerza de las tradiciones que aún laten en los corazones de las gentes de Margarita.

El pueblo entero celebró este evento histórico organizado por la Alcaldía Municipal, como si fuera un regalo de los dioses. Las risas y los aplausos se fundieron con el sonido de las campanas de la iglesia, creando una melodía que resonó en las montañas y se desvaneció en el horizonte.

Los años y la valentía de estas mujeres honraban tanto su pasado como el futuro de una comunidad que encuentra fuerza en sus raíces.

Así, entre danzas, risas y recuerdos, el pueblo de Margarita vio surgir a Criseldina Díaz, una reina que, más allá de su título, pues encarna el espíritu eterno del pueblo. Con cada gesto, tejió un nuevo hilo en la rica y vibrante historia de este rincón del sur de Bolívar. Un día que no solo será recordado, sino que vivirá para siempre en el corazón de quienes lo presenciaron gracias a la labor de la gestora social Doralis Bello.