- Parte de estas soluciones hidráulicas fueron ejecutadas en el marco de las obras de ampliación de la Circunvalar y la calle 30.
8,3 kilómetros canalizados durante la Administración del alcalde Jaime Pumarejo Heins se sumaron a la apuesta de una Barranquilla sin arroyos. Entre los principales arroyos que fueron intervenidos en este periodo se encuentran Felicidad II, Hospital y El Salao II, entre otros peligrosos caudales que por años eran temidos por la ciudadanía.
Los más felices con las intervenciones son los habitantes de los barrios impactados, como es el caso de Rafael San Juan Gómez, del barrio Lucero, quien asegura que la comunidad siente gratitud y “orgullo con el alcalde Pumarejo por hacer realidad la canalización de este arroyo que tantas vidas se llevó, muchas personas y carros”.
Rafael cuenta que él y sus vecinos asumían la labor de rescatistas cuando las escorrentías del arroyo Felicidad llevaban a su paso personas y vehículos. “Ayudábamos a salir a la gente porque esto era tremendo, pero gracias a la Administración de Pumarejo es una realidad. Hoy nos da un parte de tranquilidad a todos los habitantes de esta calle y sobre todo que nuestras casas se valorizan”.
Para el mandatario distrital, la importancia de estas obras es que “salvan vidas y les aporta seguridad a sus habitantes, nuevas vías y la recuperación del espacio público para el uso de todos los ciudadanos”.
Adicionalmente, destacó el hecho de que estas intervenciones contemplen la creación de espacios aprovechables a través de la infraestructura desarrollada para mejora urbanística, mobiliario, arborización, peatonalización, y vías y ciclovías sobre las canalizaciones que puedan llevar losas encima.
“Se trata de un plan que impacta notablemente la calidad de vida de los barranquilleros, de manera sostenida, porque es la hoja de ruta que necesitábamos para que en el mediano plazo no quede un arroyo más en Barranquilla”, resaltó el alcalde.
Con estos tramos canalizados, ya son 78,3 kilómetros intervenidos en los últimos 16 años para la reducción, control y el encauzamiento de las corrientes de aguas pluviales en puntos críticos de la ciudad que por décadas cobraron vidas de propios y visitantes.
Detalles de la intervención y barrios impactados
Dentro de las obras ejecutadas en la actual vigencia por la Agencia Distrital de Infraestructura, ADI, se encuentra el arroyo Hospital, a la altura de la calle 44 entre carreras 29 y 27, y calle 44 y 45. Los barrios beneficiados con esta obra son San Roque, Rebolo y Chiquinquirá.
Asimismo, trabajos complementarios del arroyo Felicidad II, desde la calle 63B con carrera 41 hasta la calle 48 con carrera 54, abarcando afluentes de la calle 52 con carrera 38. Estas obras, concluidas en la localidad Norte-Centro Histórico, benefician a 75.000 residentes de los barrios Los Andes, Nueva Granada, Los Pinos, Lucero y Santo Domingo Sabio.
Otras intervenciones se llevaron a cabo en el cauce de La Sierrita, específicamente en la calle 55B entre las carreras 5B y la transversal 5C. También se realizaron mejoras en los canales ubicados en la calle 30, entre las carreras 2 y 21; la carrera 23 entre las calles 31 y 29; y el canal que discurre por la carrera 24, la calle 30 y la carrera 25, hasta su conexión con el arroyo Rebolo.
Por último, continúa la intervención del arroyo El Salao II, que se extiende desde la avenida Circunvalar hasta la calle 83. Los trabajos, que actualmente se encuentran en proceso, benefician significativamente a los habitantes de La Pradera, El Edén, Olivos I Y II, Me Quejo, Villa del Rosario y Porfin.
La ejecución de estas obras ha requerido la reubicación de redes de acueducto, alcantarillado, tuberías de gas y electricidad, proceso que se realizó de manera coordinada y en estrecha colaboración con las entidades responsables de la prestación de estos servicios públicos.
Además de la canalización en sí, los proyectos incluyen la revitalización y mejora de las aceras mediante la instalación de losetas, construcción de jardineras y bordillos, instalación de alumbrado público, manholes, así como la pavimentación de las calles adyacentes a las intersecciones y la restauración ambiental con la siembra de árboles.
También comprende el mejoramiento integral de los barrios afectados, para que las ausencias de servicios básicos, vías pavimentadas y espacios públicos sean atendidas con los nuevos sistemas de drenaje barriales.
La importancia del Plan Maestro liderado por Barranquilla radica en la detallada caracterización de cada arroyo en la ciudad. Este plan identifica y perfila las soluciones técnicas y estructurales óptimas para abordar las áreas propensas a inundaciones debido al aumento de las aguas pluviales. De esta manera, en Barranquilla lo soñamos, lo cumplimos, por una ciudad sin arroyos.